El cuarto día arranca con creatividad a flor de piel: los gazterocker se lanzan al taller de merchandising de la mano de La Omega, artista urbana de nuestra ciudad, donde cada grupo diseña su propio logo de banda. Entre rotuladores, sprays, stencils, ideas locas y mucha personalidad, van tomando forma las identidades visuales de los combos. Algunas creaciones podrían estar ya en camisetas, parches o pegatinas de cualquier festival… ¡auténtico espíritu DIY!






Por la tarde, vuelta a los ensayos. Llega el segundo día de combo y ya se nota el avance: más seguridad, más flow, más conexión entre integrantes. Los temas empiezan a coger forma real, y el sonido se va puliendo. Hay quien afina al límite, quien se suelta con el micro, y quien simplemente empieza a brillar.








Y cuando cae la noche, nadie se queda quieto. La velada trae una actividad sorpresa que pone a prueba nuestra capacidad de reaccion ante una obra de teatro improvisada en la que nosotros somos los actores. Risas, complicidad y una buena dosis de energía para cerrar otro día que suma en esta gran gira rockera en la que hemos puesto en entredicho nuestros valores en un sano debate.