Después de días de ensayo, emociones fuertes y mucha actividad, hoy hemos cambiado de ritmo con una escapada especial a Bilbao. La mañana comienza en lo alto, con una visita al mirador de Artxanda, donde las vistas panorámicas de la ciudad nos dejan sin aliento. Fotos, risas y algún que otro solo improvisado con la ciudad de fondo.
Desde allí, bajamos para hacer un paseo desde el Guggenheim hasta el Teatro Arriaga, atravesando el corazón bilbaíno. Arte moderno, arquitectura brutalista, murales, calles vivas… y un ambiente que inspira. La música sigue en nuestras cabezas, pero esta vez al compás de los pasos y las conversaciones.

La noche tomó un tono más pausado y cercano con la lectura del kuxkuxero, una dinámica especial donde compartimos anécdotas, mensajes y pequeños secretos que se han ido recogiendo durante el campamento. Entre risas, recuerdos y alguna que otra sorpresa, fuimos descubriendo todo lo que se cuece entre bambalinas: agradecimientos, confesiones divertidas y gestos de cariño que hacen que esta experiencia sea aún más única. Una noche íntima, emotiva y perfecta para cerrar el día con el corazón un poco más lleno.

