Arrancamos el día con una visita muy especial: a unos metros del albergue se encuentra Mercury, la tienda-taller de handpans regentado por Aitor, que nos ha explicado con pasión cómo se fabrican y se tocan estos hipnóticos instrumentos. Además, hemos tenido la suerte de probarlos y dejarnos llevar por sus vibraciones tranquilas, en contraste con toda la energía que venimos acumulando.

Después, nos hemos reunido tod@s en una pequeña sesión de liberación, ideal para soltar tensiones, compartir sensaciones y prepararnos mentalmente para uno de los momentos más esperados: ¡el concierto final! Los combos han tomado el escenario de Helldorado como auténticas bandas profesionales, demostrando todo lo que han crecido en estos días. Música en directo, emoción a flor de piel, aplausos infinitos y miradas cómplices. Ha sido un verdadero espectáculo.

Y por si fuera poco, La Madre de Jose, el grupo de dos talleristas del campamento, ha puesto el broche de oro con un conciertazo que nos ha hecho bailar hasta que no quedaban fuerzas. Ha sido una noche de celebración, de orgullo y de comunidad rockera… pero esto todavía no se acaba. Mañana aún nos espera la fiesta de despedida, y ya sentimos que será tan emotiva como necesaria. Porque lo vivido aquí… no se olvida fácilmente.