Último día del campamento, y aunque las mochilas ya empezaban a llenarse de recuerdos, aún quedaban momentos por vivir. Por la mañana nos hemos ido a la piscina, en busca de un chapuzón merecido y algo de relax. El cielo amenazaba tormenta, y aunque no ha estallado, el plan se ha acortado y hemos vuelto antes de lo previsto. Aun así, risas y buen rollo no han faltado.
Pero lo mejor estaba por venir: por la noche celebramos la fiesta final, un momento para abrazarse, bailar, recordar anécdotas y compartir esa mezcla de alegría, nostalgia y orgullo. La tormenta casi nos deja sin opciones de celebrarla, pero aun asi, nos antepusimos a ella y sonaron temazos, se cruzaron miradas cómplices y quedó claro que aquí se ha formado algo especial. Cada gazterocker se lleva algo único… y deja también una parte de sí.






Y así, con el corazón lleno y la maleta un poco más apretada, nos despedimos: Agur, GazteRock. Ha sido una gira increíble. Hasta la próxima canción.